Panamá acogerá del 1 al 5 de diciembre la 23ª sesión del Comité de Examen de la Aplicación de la Convención (CRIC23) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), un encuentro que reunirá a más de 500 representantes de gobiernos, sociedad civil, academia y otras partes interesadas de 196 países. La cita, que se celebrará en el Centro de Convenciones de Ciudad de Panamá, evaluará los avances internacionales frente a la desertificación, la degradación de tierras y la sequía, y definirá recomendaciones para cumplir las metas de 2030.
Un examen global y hoja de ruta hacia 2030
Durante cinco días, los delegados revisarán la implementación del único tratado mundial jurídicamente vinculante sobre tierras, identificarán buenas prácticas y propondrán acciones para prevenir la pérdida de suelos, restaurar áreas degradadas y fortalecer la resiliencia frente a la sequía. La agenda incluye el debate del marco estratégico para después de 2030 y la participación de actores diversos —mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y comunidades locales— con el fin de incorporar enfoques inclusivos en la toma de decisiones.
Cifras que urgen movilizar recursos
La CNULD advierte que las sequías severas y la pérdida de tierras fértiles ya afectan la producción de alimentos y energía, desplazan a comunidades rurales y comprometen medios de vida, con impactos crecientes en América Latina y el Caribe, donde al menos el 20% del territorio presenta degradación. A escala global, cada año se pierden casi 100 millones de hectáreas de tierra sana y la aridez se ha incrementado en más del 70% de la superficie terrestre en las últimas tres décadas. Según la convención, revertir esta tendencia exige movilizar alrededor de 1.000 millones de dólares diarios hasta 2030 para restauración y acciones contra la desertificación y la sequía.
Panamá, sede y actor regional
El país anfitrión llega a la CRIC23 tras enfrentar en 2023-2024 una severa sequía asociada a El Niño que obligó a reducir tránsitos en el Canal por falta de agua. Panamá se ha comprometido a alcanzar la neutralidad en la degradación de tierras para 2030, ha identificado 31 zonas críticas y promueve programas de reforestación y adaptación en el Corredor Seco. De acuerdo con la CNULD, la reunión busca situar al país en el centro de la respuesta colectiva a la crisis de tierras y sequías en la región.
Qué se espera de la reunión
Las conclusiones del CRIC23 orientarán la formulación de políticas, la priorización de inversiones y la cooperación internacional para acelerar la prevención y la restauración de suelos. En la práctica, los acuerdos que surjan en Ciudad de Panamá podrían traducirse en más recursos para proyectos de manejo sostenible de tierras, sistemas de alerta y adaptación al riesgo de sequía, con efectos directos sobre la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua y la estabilidad de comunidades vulnerables.





